Una cena Muy caliente Intercambio de parejas Relato

Mi nombre es Amelia, 36 años, mi marido es Oscar y me iguala en edad. Llevamos casados 12 años aunque llevamos juntos desde que ambos teníamos unos 15 aproximadamente.
Esta noche, y como cualquier otros muchos sábados, hemos quedado para cenar con una pareja los cuales consideramos de nuestros mejores amigos. Jorge y Sandra. Hoy toca en casa de ellos pues Sandra tiene pensado probar receta nueva: “empanada de bacalao con gambas”
Al igual que nosotros, Jorge y Sandra  también están casados pero tampoco tienen hijos. Jorge y Oscar se conocieron cuando ambos coincidieron en la peña de futbol del barrio por el año 2.000. Desde entonces tienen una magnífica relación. Por otro lado, Sandra y yo también supimos congeniar y  podría decir que actualmente nuestra relación de amistad supera con creces la de nuestros respectivos.
Oscar y yo tenemos una relación sentimental buena, ambos nos amamos, pero ambos reconocemos que nuestra vida sexual es demasiado aburrida y simple, y desgraciadamente últimamente escasa. Hemos intentado innovar pero la verdad es que no conseguimos coger ese punto que nos haga disfrutar y sentirnos otra vez atraídos por el sexo.
Esta noche hemos decidido pedirle consejo a Jorge y Sandra pues ellos se las dan de “modernos y sementales” sexuales. Reconozco que estoy algo intranquila debido a la intimidad de nuestras consultas. No obstante, Oscar que nada se calla, ya ha adelantado algo a Jorge así que supongo que ya nos tendrán algunos consejos preparados.
Llegamos a casa de Jorge y Sandra a poco más de las 20h para ayudarle con los preparativos mientras ambos esposos ven el futbol en el salón.
Los hombres se preparan un whisky con cola, mientras nosotras descolchamos la botella de vino que hemos traído.
Entre fogones y cacerolas, Sandra y yo nos acabamos de beber la mitad de la botella de vino. Puff, se me ha subido a la cabeza y aun debo estar cuerda para la conversación que posiblemente se nos avecine. Creo que mejor así. Me ruborizaré menos.
Mientras tanto, ellos dos siguen cantando goles e insultando a la pobre madre del arbitro, hombres!!
Comenzada la cena y sin anestesia previa, Oscar empieza a comentar que últimamente nuestra relación sexual está siendo frustrante. Explica que hemos intentado probar con posiciones nuevas e incluso hemos probado con la compra de algún juego de mesa erótico aunque sin resultado positivo aparente.
Yo, desvergonzada quizá por la media botella de vino, digo que nuestras relaciones sexuales son muy escasas pues son tan monótonas que a ninguno de los dos nos apetece. Debemos estar “calientes” para acostarnos, pero pocas veces encontramos nos encontramos esa situación y ya  no sabemos como poder cambiar la situación.
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Me persigue la idea que por un aburrido y poco sexo nuestro amor y relación llegue algún día a su fin.
Para ser sinceros, les tenemos envidia, sana por supuesto. Ellos siempre muestran en público el deseo que uno tiene por el otro y hacen comentarios jocosos sobre su activada vida sexual.
Seguimos explicando, cada vez con más detalle, como transcurren nuestros polvos  mientras vemos como en momentos ellos ponen cierta cara de asombro.
Con la cena prácticamente terminada y a la espera de tomarnos el helado como postre, Jorge y Sandra empiezan a exponernos sus distintos puntos de vista. En resumidas cuentas, pero sin entrar en detalle, nos “invitan” que nos dejemos ya de tanto “purismo” y “formalidad” a la hora de mantener relaciones. “El sexo debe ser diversión” nos expresan.
Hasta ahí claro, pero ¿Cómo?
Sandra nos pregunta que si hemos intentado follar en zonas públicas alguna vez, si hemos probado prácticas nuevas sexuales (no posturas), si incluimos juguetes eróticos, si vemos cine porno….y hasta si alguna vez hemos pensado en follar con otras personas.
Nuestra cara de asombro es tremenda. Realmente, puedo confirmar que somos unos muermos sexuales.
Sandra y Jorgen empiezan a explicarnos que tipo de relaciones sexuales tienen, que juguetes eróticos usan, que tipos de películas X ven. La verdad es que la temperatura en el salón está subiendo de forma imparable. Por primera vez en mucho tiempo, entre el vino y la conversación que mantenemos comienzo a tener notables ganas de hacer el amor, aunque hoy la palabra exacta sería follar.
En algún momento, Jorge incluso nos recomienda que acudamos a un lugar de intercambio de parejas. Nos explica que no necesariamente tienes la obligación de hacer o acostarte con alguien si no lo deseas. “Eso sí, uno sale de ese local con unas ganas tremendas de follar y con la mente algo más “abierta y despejada”. Se acerca gente deseando tener sexo contigo. Eso te pone a mil”, nos cuentan.
Sandra continúa diciendo que ellos estuvieron regentando varios locales de este tipo durante un par de meses durante algunos fines de semana y que al final decidieron mantener sexo con una joven pareja. Nos dice que la sensación fue increíble y que cuando les apetece suelen volver, incluso quedan con alguna pareja que hayan conocido en ese local fuera de el. Eso sí, con cierto control.
Oscar y yo estamos flipando. No imaginábamos lo más mínimo la vida sexual de nuestra pareja amiga.
Durante un largo periodo de tiempo nos informan sobre esos sitios, como son, como se entra a la gente, que se puede hacer, pero sobre todo, el respecto que se tienen como pareja mirando siempre el uno por el otro. Ellos lo llaman “sólo sexo consentido con invitados”. Lo cuentan con tanta naturalidad y entusiasmo que en fondo me apetecería visitar alguno de estos lugares algún día.
Mi marido Oscar dice que nunca nos habíamos planteado el “follar” con otras personas ni solos ni en pareja y por consiguiente el asistir a sitios de ese tipo de ambiente, pero quizá sea cuestión de planteárselo. Yo lo miro asombrada afirmando su respuesta.
Sandra, muy dispuesta ella, proponer “como ejercicio de entrenamiento” echar un polvo en el salón hoy mismo. Cada pareja en un sofá. Una forma de desinhibirse y empezar a abrir fronteras.
Yo estoy algo aturdida y aunque Oscar tiene la cara desencajada, vuelve a aceptarla invitación. Madremía. Si no lo he entendido mal, mi marido acaba de aceptar el follar al lado de nuestros amigos. Los vamos a ver follar y ellos nos verán a nosotros.
Sin mediar palabra, Jorge se levanta, coge un DVD, lo mete en el lector, cambia de canal y de repente comienza la reproducción de una película porno “para ir calentado” según él. Sandra por el contrario, nos invita a acomodarnos en “nuestro” sofá  mientras ella retira los platos dela mesa. Yo me niego y voy a ayudarla.
Ya en la cocina, creo que al verme con la cara quizá blanca, me tranquiliza diciéndome que aunque sabe que es una situación comprometida para mí me tranquilice, disfrute y confíe en ellos. “No harás nada que tu no quieras hacer, verás como el morbo de estar al lado los unos de los otros te gustará” Verás como el sexo va mucho más allá de lo que vosotros habéis conocido”
De vuelta en el salón y con una leve luz tenue, la película porno sigue reproduciéndose en el plasma mientras Jorge y Oscar no paran de bromear con los pechos “turgentes” de la actriz.
Cinco minutos después los únicos sonidos que se escuchaban eran los típicos gemidos de una película porno. Hacía entorno a 6-8 años que no veía cine X.
Aunque yo estaba a cien ya en la propia cena nada más escuchar hablar a Jorge y Sandra, reconozco que ahora estoy a mil. Entre el vino, el cine y la situación de estar viéndolo en casa de unos amigos con ellos al lado me pone mucho más.
De repente Oscar y yo vemos como Sandra empieza a pasar su mano por la entrepierna de Jorge. Ahora nuestra vista se divide entre el plasma y la otra parte del sofá. Mientras Sandra toca el pene de Oscar, él se retrepa un poco más hacia atrás. He de reconocer que estoy deseando ver la polla de Jorge, y cuanto antes, mejor.
Noto como la respiración de Oscar se incrementa intensamente cerca de mi oído con el paso de los segundos. Al fin, Sandra abre la cremallera del baquero de Jorge, saca su pene y se lo introduce en la boca y suavemente comienza a chuparlo. Dios, que morbo y que pedazo de pene…
Poco después es Oscar quien comienza a meterme mano a mí. Se incorpora y hace lo mismo que Sandra. Me toca la entrepierna con una mano mientras con la otra me desabrocha la correa del pantalón. Me lo baja suavemente, me aparta las bragas y comienza a lamerme mi clítoris húmedo. Mientras Oscar me lame, yo no puedo quitar la vista de Sandra y ver como se la chupa a Jorge. Él me está mirando fijamente con cara de satisfacción mientras se humedece los labios. Creo que le gustaría follarme y para ser sincera, me gustaría ser Sandra durante este momento y tener su erecto pene dentro de mi boca y descubrir su sabor.
Dios que placer. Meses, o algún año después estoy a punto del orgasmo así que detengo a Oscar, lo incorporo y ahora soy yo la que va a hacer lo mismo que Sandra le hace a su marido.
En el otro lado del sofá también se realizan el cambio. Sandra se levanta su falda, Jorge le quita las bragas, y al igual que Oscar antes a mi, es ahora él el que saborea su clítoris.
Mientras tanto, yo al lío con el pene de mi marido. Levanto la cabeza para ver su cara y casualmente el está mirando a Sandra, y ella a él. Creo que ambos se desean al igual que durante un momento yo he deseado a Jorge.
Joder, que cachonda estoy. Mientras chupo escucho a Sandra gemir de placer tras los lengüetazos de su marido.
Oscar saca su pene de mi boca, me incorpora y me pone de rodillas en el suelo y con parte de mi cuerpo tendida en el sofá, se pone tras de mi y,,,,, oohhhh, me penetra entera mientras con otra mano me comienza a acariciar el clítoris.
Tengo los ojos cerrados o en blanco. El caso es que no veo nada. De repente noto como alguien se sienta frente a mí. Dios, Sandra se ha puesto sentada con su húmedo clítoris al lado de mi cara mientras Jorge se ha sentado junto a ella.
Sin pensarlo ni dudarlo, comienzo a chupar el caliente clítoris de Sandra que sabe a Jorge. Ella a su vez masturba a su marido. Que morbo, que placer. Mi marido me está follando desde atrás y yo le estoy comiendo el coño a una amiga mía mientras esta masturba a su marido.
Momentos después, escucho como Jorge y Oscar se sonríen con cierta complicidad. De pronto, Jorge le insta a Oscar: “Te cambio el sitio”, durante unos segundos ruego que Oscar acceda. “De acuerdo, pero trátala bien, ehh!” le contesta mi marido que sacando su pene se intercambia el asiento con Oscar. Sandra se ríe levemente mientras con una mano me tiene cogida de la cabeza y con la otra coge el pene de Oscar. Mientras tanto, noto como entra dentro de mi, en esta ocasión, la gorda polla de Jorge: “joder, que placer, como me gusta”, grito sin reparos. Mientras tanto, sigo lamiendo el coño depilado de Sandra. Me pregunto por qué no hicimos esto antes.
Ufff…, orgasmo a la vista.
Me corro de placer pero quedo callada. Sigo cachonda y quiero seguir disfrutando del pene nuevo del que hoy disfruto.
De repente, Sandra se quita de mi cara, y se sube encima de Oscar quien comienza a penetrarla de forma salvaje, mientras yo sigo notando las envestidas de Jorge desde atrás.
Me duelen un poco las rodillas así que decido sentarme “recostada” en el sofá. Me levanto, me siento en el sofá y antes de poder hacer nada, tengo la polla de Jorge dentro de mi boca. Aunque algo salada, reconozco que el sabor a me gusta. Saca su enorme polla de mi boca y mientras me recuesto lo mete, en esta ocasión en la boca de su mujer.“Joder Sandra, deja algo para las demás” le insto. Me acomodo por fin en el sofá, piel con piel conla de Sandra y mi marido, esperando a que Jorge se ponga de rodillas y me penetre. Mi marido y yo estamos uno al lado del otro, pero estamos siendo follados por otras personas. Nos miramos, sonreímos y nos besamos con fuerza y pasión, como nunca antes lo hicimos.
Jorge me penetra mientras con una de sus manos acaricia mis pechos.
Pasado un momento y entre gemidos y sonidos a golpes de nalgas escucho a mi marido avisar sobre su inminente corrida. De repente Sandra se quita de encima, se pone de rodillas en el suelo y empieza a comerle la polla hasta que Oscar revienta de placer.
Jorge sigue penetrándome esta vez con más fuerza hasta que de repente, saca también su polla de mis adentros y se corre sobre mis pechos mientras yo froto su caliente semen sobre mi torso.
Vaya caras de placer tenemos los cuatro.
Pasados unos minutos, Jorge y Oscar se marchan al baño mientras Sandra y yo nos quedamos retrepadas en el sofá. Le pregunto a Sandra si se ha corrido y me contesta afirmativamente, además dos veces. Ella me devuelve la pregunta e igualmente le contesto que si, pero que un mi caso una vez, mientras su marido me tenía de rodillas. Sin decir nada, se levanta, me empuja hacia atrás y me dice que me debe uno y acto seguido comienza a comerme nuevamente el coño. Yo me muero de placer, creo que tanto gusto no debe ser bueno parala salud. Derepente llegan nuestros maridos y observan como Sandra me chupa el clítoris mientras me introduce uno de sus dedos. Lo hace con tanta fuerza que de repente estallo de placer en un orgasmo descontrolado en la propia cara de mi amiga.
Dos minutos tumbadas en el sofá, y al igual que ellos, nos vamos al baño, en este caso a darnos una ducha, las dos juntas. Joder, sigo estando cachonda. Acabo de descubrir que el sexo con chicas también me gusta. Estos dos llevaban razón, tanto Oscar como yo somos dos muermos sexuales. Espero que eso cambie. De echo y visto lo de hoy, cambiará.
Volvemos al salón y nos encontramos a nuestros maridos, sentados en la mesa del salón, desnudos, copa en mano y charlando como si nada, Nosotras nos preparamos la nuestra y desnudas también nos vamos con ellos.
Durante una hora aproximada hablamos, intentamos naturalizar lo que en aquel salón acababa de ocurrir, pero otra vez la temperatura empieza a subir y otra vez el deseo ser follada por Oscar, Jorge y Sandra, y a poder ser, por los tres a la vez.
Por cierto, la empanada riquísima. Con ganas de repetir.

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